Descripción
Si a la muerte imita el sueño
Tonos humanos de José Marín (1618-1690)
Música Ficta Colombia
Pocos músicos del siglo XVII español han despertado tanto la curiosidad de intérpretes, oyentes e investigadores modernos como Joseph Marín (c.1619- 1699). Además de la indudable calidad de su obra, mayormente tonos humanos para voz solista y acompañamiento, esto se debe en cierta medida a una breve serie de noticias como la que precede estas líneas, obra del cronista español Jerónimo de Barrionuevo.
No obstante el interés generalizado, es poquísimo lo que sabemos de Marín, cantante y compositor, más allá del gran renombre del que gozó durante su vida, considerado por sus contemporáneos cómo “el mejor que haya en Madrid”.
Como ya han mencionado varios musicólogos, una reconstrucción de su vida, incluso de manera aproximada, es, dada la escasez de información disponible de momento, una asignatura imposible. Más allá de las fuentes de su música — hasta donde conocemos ninguna de ellas autógrafa — lo poco que se conoce de la vida de Marín puede dividirse en tres grupos. Los datos más confiables de los que disponemos provienen, de hecho, de documentos acerca de su fallecimiento: su partida de defunción en la parroquia de San Martín en Madrid (“Don Joseph Marín clérigo presbítero”), fechada el 8 de marzo de 1699, y una nota publicada unos días más tarde en la Gaceta de Madrid, el periódico oficial que daba cuenta del fallecimiento de ciudadanos de primer orden, la cual lee:
“Murió Don Joseph Marín de edad de ochenta años, conocido dentro y fuera de España por su rara habilidad en la composición y ejecución de la música”.
(Gaceta de Madrid, marzo 17 de 1699)
Si bien se puede inferir a partir de esta nota la alta estima en la que se tenía a Marín en calidad de compositor e intérprete, el único dato útil desde el punto de vista biográfico es su edad, que sitúa su nacimiento alrededor de 1618. Desconocemos su lugar de nacimiento, y es probable que el dato de su edad sea simplemente una aproximación.
Si la falta de información sobre la vida de Marín es sorprendente, las fuentes de su música lo son aún más. La totalidad de sus 75 tonos sobreviven en fuentes manuscritas. La más importante de ellas, conocida como el Libro de tonos, es una recopilación dedicada exclusivamente a Marín, algo poco común en la época. Fechada en 1699, el año de la muerte del compositor, el manuscrito es también inusual en que el acompañamiento de los tonos está escrito para guitarra de cinco órdenes y no para voz y bajo continuo, como las otras fuentes de su música.
A nivel de recursos, la música de Marín es eficiente. Al igual que la mayor parte del repertorio vocal no religioso de la segunda mitad del siglo XVII, se basa en dos tipos de formas poéticas: los romances con estribillo y las letrillas. En ambos casos la estructura poética suele ser bipartita, es decir, uno o varios juegos de coplas y un estribillo, y esto se refleja en una estructura musical binaria donde los estribillos son frecuentemente más largos y complejos que las coplas. Si a nivel de recursos su música es eficiente, a nivel sensorial, es contundente. Dentro de las estructuras rígidas y hasta simples de sus obras, la música de Marín maneja una identidad propia que la hace única con respecto a sus contemporáneos. El manejo de cromatismos, hemiolas, recursos retóricos para enfatizar frases y palabras, la llamada “pintura en música” del Barroco del siglo XVII, su recurrencia a temas melancólicos y del desamor, la repetición de palabras o frases que resaltan con mayor vehemencia sentimientos de desasosiego y que parecen que anduvieran de la mano con la vida que llevó, acrecientan aún más su singularidad, lo personal de su escritura, y lo sitúan como uno de los compositores más destacados del Barroco español.