Descripción
J. P. Almeida Mota. String Quartets op. 4
Trifolium
João Pedro Almeida Mota (1744 – ca. 1817) o Juan Pedro Almeida Mota, como acostumbraba a autografiar sus obras, es un compositor de mérito cuya música es todavía poco conocida. Una ignorancia que quizá sea debida a su identidad nacional un tanto ambigua. Nacido y formado en Portugal, desarrolló casi toda su trayectoria en España, resultando poco atractivo para una musicología hasta hace muy poco tiempo todavía muy condicionada por una óptica marcadamente nacionalista. A esta adscripción nacional equívoca, en el caso de Almeida, cabe añadir todavía una nueva fuente de incertidumbres, en parte condicionada por ese mismo hecho. La historiografía musical ha sido particularmente insidiosa con la identidad de este compositor, frecuentemente confundido con otros músicos con el mismo apellido o, directamente, sujeto a identidades ficticias creadas por la historiografía musical decimonónica que han persistido hasta tiempos muy recientes.
Nacido en Lisboa, el 24 de junio de 1744, su carrera musical se inició en diversas instituciones eclesiásticas portuguesas. El año 1771 se desplazó a Galicia y se quedó en España hasta el final de sus días donde, durante casi cincuenta años, ocupó diversas plazas en instituciones musicales, tanto eclesiásticas como cortesanas. Primero ejerció como cantor de las capillas de las catedrales de Santiago de Compostela (1771) y de Mondoñedo (1772). Poco después, en 1775, ganó la plaza de maestro de capilla sustituto de la catedral de Lugo y, años más tarde, el 19 de marzo de 1783, tomó posesión de la plaza de maestro de capilla de la catedral de Astorga (1783), donde se mantuvo durante diez años.
El 7 de abril de 1793 fue propuesto para la plaza de Maestro de Rudimentos de Música del prestigioso Real Colegio de Niños Cantores. El hecho que fuera invitado y que no se sometiese a un concurso pone en evidencia que el maestro de capilla de Astorga debía contar con una muy buena reputación y contactos en los círculos musicales de la capital. La propuesta, dirigida al rey y firmada en Aranjuez directamente por el cardenal patriarca Antonio de Sentmenat y de Cartellà, limosnero y capellán del rey Carlos IV, indica que Almeida era “sujeto de acreditada habilidad, e inteligencia, como lo ha acreditado en diferentes obras que ha presentado en Madrid, por cuyas razones y ser de una conducta arreglada y de carácter muy adecuado para la enseñanza de los Niños, le considera acreedor a esa gracia”. Tan solo unas semanas más tarde, el 28 de abril tomaba posesión de su nuevo puesto en Madrid, vinculado a la institución de la Real Capilla, bajo la dirección de Antonio Ugena (desde 1778) y de José Lidón (a partir de 1805). Por lo que indica el documento antes aludido, alguna de sus obras ya era conocida en los ambientes de la corte, presumiblemente composiciones religiosas, pero no podemos certificarlo. No fue hasta 1798 cuando recibió una compensación económica del rey por su diligencia y el encargo de escribir música para la Real Capilla, una tarea muy restringida a los maestros de capilla, circunstancia que explica las relaciones tensas y las constantes disputas que mantuvo con Ugena a causa de su acreditación para componer música para dicha institución.